En mis clases hago mucho hincapié en que hay que beber agua, que debemos recuperar todos esos líquidos que perdemos con el ejercicio. Alaguna vez también he dicho que no por perder más líquido vamos a adelgazar más. He aquí otro buen artículo sobre la importancia de la hidratación.
La deshidratación es un trastorno que ocurre cuando una persona pierde más líquidos (por ejemplo, en forma de orina o sudor) que los que ingiere. La deshidratación no es un problema tan grave en un adolescente como puede serlo en un bebé o un niño pequeño, pero si no haces caso a tu sed, la deshidratación puede quitarte muchas energías.
Cuando una persona se deshidrata, significa que la cantidad de agua que contiene su cuerpo ha descendido por debajo del nivel adecuado (nuestro cuerpo contiene aproximadamente dos tercios de agua). Las pequeñas pérdidas de líquidos no representan ningún problema y en la mayoría de los casos pasan completamente desapercibidas. Pero perder una cantidad importante de agua puede hacer que una persona se encuentre francamente mal.
¿Cómo se deshidrata la gente?
Una causa habitual de deshidratación en los adolescentes son las enfermedades gastrointestinales. Cuando te infectas por un bichito estomacal o intestinal, puedes perder mucho líquido a través de los vómitos y las diarreas. También te puedes deshidratar si haces mucho ejercicio físico y no repones los líquidos que gastas, aunque es muy poco habitual llegar siquiera al nivel de la deshidratación moderada mientras se hace deporte u otra actividad física normal al aire libre.
Algunos atletas se deshidratan a propósito para perder peso rápidamente antes de una gran competición o de un acontecimiento deportivo importante, sudando en saunas o utilizando laxantes o diuréticos, que les hacen ir más al váter. Pero estas prácticas son mucho más nocivas que buenas. Los atletas que las utilizan se sienten más débiles, lo que repercute desfavorablemente sobre su rendimiento, y además pueden provocar problemas mucho más graves, como anomalías en los niveles de sodio y potasio del organismo. Estos cambios, a su vez, pueden ocasionar problemas en el ritmo cardíaco.
El hecho de ponerse a dieta también puede mermar considerablemente las reservas de agua de una persona. No te fíes de las dietas que hacen hincapié en "dietas secas" como una forma rápida de perder peso.
Tratar la deshidratación
Para tratar la deshidratación, es preciso restablecer el adecuado equilibrio hídrico en el organismo. Pero primero uno tiene que reconocer el problema. La sed es el mejor y primer indicador de deshidratación potencial. A pesar de que la sed es un indicador de deshidratación, no se trata de un signo de alarma temprano. Cuando experimentes sed, es posible que ya estés deshidratado. Otros síntomas de deshidratación son:
- sentirte mareado o inestable, como si se te fuera la cabeza
- tener la boca seca o pegajosa
- orinar menos y orinar más oscuro
Al tratarse de un trastorno progresivo, una persona se va encontrando mucho peor a medida que la deshidratación va afectando a más sistemas corporales y a más órganos.
La forma más fácil de evitar la deshidratación es beber mucho líquido, sobre todo en los días calurosos, secos y/o ventosos. Esto puede implicar beber entre 6 y 8 vasos (entre 1,4 y 1,9 litros) diariamente para algunas personas, dependiendo de factores como cuánta agua obtienen a través de los alimentos y cuánto sudan a consecuencia de la actividad física que realizan. Recuerda que el hecho de beber agua no añade calorías a tu dieta y puede ser muy bueno para tu salud.
Cuando tengas pensado pasar un tiempo al aire libre en un día caluroso, vístete adecuadamente para la actividad que vayas a desarrollar. Ponte prendas holgadas y un gorro, si es posible. Así te mantendrás más fresco y sudarás menos. Si te mareas, tienes la sensación de que se te va la cabeza o tienes mucha sed, tómate un descanso de varios minutos. Siéntate a la sombra o en un lugar fresco y bebe agua.
Si vas a practicar algún deporte o a participar en una actividad física agotadora, deberías hidratarte bien bebiendo algo de líquido antes de iniciar la actividad. También deberías beber a intervalos regulares (cada 20 minutos aproximadamente) mientras realices la actividad y al finalizarla. El mejor momento para entrenar o hacer deporte es a primera hora de la mañana o a última de la tarde para evitar las horas más calurosas del día.
Si tienes un bichito en el estómago o los intestinos que te está dando la lata y no paras de hacer visitas al váter, probablemente no te apetecerá comer ni beber nada. Llevarte algo a la boca probablemente sería lo último que se te pasaría por la cabeza, pero aún y todo, necesitas beber. Ves dando pequeños sorbos de líquido frecuentemente. Algunas personas toleran mejor chupar cubitos de hielo.
El hecho de no consumir bebidas que contengan cafeína, como el café, el té y los refrescos de cola, puede ayudarte a evitar la deshidratación. La cafeína es diurética (te hace orinar más a menudo de lo que necesitas orinar normalmente).
¿Cuándo deberías ir al médico?
Generalmente la deshidratación se puede tratar simplemente bebiendo líquido. Pero si te desmayas o estás a punto de desmayarte cada vez que te incorporas (incluso un par de horas después de la aparición de los primeros síntomas de hidratación) o si orinas muy poco, acudir al médico. Probablemente este sólo te pedirá que bebas más líquido, pero si estás más deshidratado de lo que creías, es posible que necesites recibir líquidos por vía intravenosa (VI) para acelerar el proceso de rehidratación. Una vía intravenosa es un tubito que se inserta directamente en la vena.
Ocasionalmente, la deshidratación puede ser un signo de algo más grave, como la diabetes, de modo que es posible que el médico te mande algunos análisis para descartar otros problemas potenciales.
Por lo general, la deshidratación se puede prevenir. O sea que sigue bebiendo abundante H2O (agua) para mantenerte saludablemente hidratado.
Revisado por: Kate M. Cronan, MD
Fecha de la revisión: junio de 2004