La gente no piensa en el corazón como un músculo; que pueda crecer o fortalecerse del mismo modo que otros músculos, pero de hecho, responde como tal al entrenamiento.

El ejercicio aeróbico regular favorece un músculo cardíaco más fuerte y grande, que bombea sangre con más eficacia, y aunque realizar ejercicio hará que el corazón lata más rápidamente, también latirá con mayor lentitud al descansar.
Además, si hacemos ejercicio periódicamente, las restantes partes del cuerpo se vuelven más eficaces al extraer oxígeno de la sangre, y luego reducen su demanda al corazón en reposo.
Después de conseguir un ritmo determinado y cómodo al andar, correr, nadar, pedalear o trabajar, quizá deseemos ejercitarnos a una intensidad más elevada para someter el músculo cardíaco a demandas aún mayores. De ese modo, el corazón se volverá progresivamente más fuerte y más eficaz.
Nada de esto sucede en una noche, requiere tiempo.
Recordemos que, como todos los músculos, el corazón necesita tiempo para desarrollarse.
Para fortalecer el corazón, necesitaremos hacer ejercicio regular y sistemáticamente y empezaremos a sentir cambios importantes después de unas semanas.
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